miércoles, 7 de marzo de 2012

carmen amaya

Carmen Amaya es uno de los mitos del baile flamenco. Fue un genio que revolucionó el baile que se hacía en ese momento. También cantaba, pero sus dotes de bailaora acabaron eclipsando su faceta como cantaora. No aprendió a bailar en ninguna academia, todo lo que ella hacia venia de su alma y corazón. No tuvo más maestro que su propio instinto. Su escuela fue la calle, en la que cantaba y bailaba para ganar algo de dinero. De la calle pasó a los teatros y de allí los grandes escenarios de Madrid, en una ascensión meteórica, con un estilo y unas maneras nunca visto.
Desde pequeña se le puso el mote de La Capitana, cuando se inició en el flamenco acompañando a su padre, debutando con sólo seis años ante el público en el restaurante de Barcelona Les Set Portes y poco tardó en dar un gran salto para actuar en París con gran éxito, en el Teatro Palace. Bailó desde muy joven con figuras ya muy populares y reconocidas como Raquel Meller o Carlos Montoya.
Trabajando en Barcelona en el escenario de La Taurina fue descubierta por el crítico Sebastián Gasch, quien escribió un artículo sobre Carmen muy elogioso, y le reportó reconocimiento general por su talento como bailaora.

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